Acudí a Shakti gracias a la recomendación de una amiga, me encontraba desgastado por el trajín que conlleva en ocasiones el día a día, fue ponerme en sus manos y sentir como mi energía se recuperaba y con ella las ganas de afrontar todo nuevo reto que me presentará la vida. No solo eso, que no es poco, si no que además mi estado de ánimo mejoraba notablemente y me sentía más feliz, más pleno.
A nivel físico la mejora se reflejó en esa sensación que me hacía descubrirme diciéndome; si no me canso. Ahora unos meses después de la última sesión todavía puedo decir que no he perdido la esencia de lo que la terapia ha dejado en mi.
Mi padre y mi madre también se han puesto en sus manos y pese a su incredulidad en estas “terapias” se sienten mejor, mi padre con 81 años ha terminado de construir un baño en el pueblo y mi madre ha llevado mucho mejor de lo que podíamos esperar una recuperación de una enfermedad que le afectaba a los huesos y a los pulmones.